En la época de mediados de 1998, la configuración estándar de un sistema informático solía incluir un procesador Pentium II con una velocidad de 350 MHz, acompañado de 64 megabytes de memoria SDRAM funcionando a 100 MHz. El almacenamiento se limitaba a un disco duro de 4.3 gigabytes, mientras que la tarjeta gráfica ofrecía 8 megabytes de memoria VGA. Para la visualización, se utilizaba un monitor CRT de 17 pulgadas. Complementando estas especificaciones, se incluían un lector de CD-ROM de 32 velocidades y una tarjeta de sonido SoundBlaster de 64 bits. Este conjunto, que ofrecía un rendimiento respetable para la época, tenía un precio significativo, rondando las 270.000 pesetas, lo que equivaldría a más de 1.600 euros en la actualidad.
Por un costo adicional de 10.000 pesetas, aproximadamente 60 euros, era posible equipar el sistema con una unidad de DVD. Asimismo, por un aumento en el precio de unas 20.000 pesetas, unos 120 euros, se podía adquirir una versión con un procesador más potente, llegando hasta los 400 MHz. Si el usuario deseaba funciones adicionales, como la capacidad de grabar CDs a doble velocidad, debía considerar un desembolso extra de 50.000 pesetas, unos 300 euros. La inclusión de una unidad ZIP externa de 2 gigabytes, una opción popular en aquellos días, sumaba otros 85.000 pesetas al costo total, unos 500 euros.
Por otro lado, existían opciones más económicas, como sistemas de gama baja que empleaban procesadores Celeron, 32 megabytes de RAM y discos duros de 2 gigabytes, acompañados de monitores de 14 pulgadas. Estos equipos solían tener un precio cercano a las 130.000 pesetas, aproximadamente 800 euros. Los portátiles con una configuración similar rondaban las 300.000 pesetas, unos 1.800 euros, y podían pesar más de 3 kilogramos.
A pesar de los precios relativamente altos, la demanda de ordenadores era alta, registrándose un récord de ventas de 233.000 unidades en el primer trimestre de 1998. Aquellos que buscaban marcas reconocidas como DELL y funciones avanzadas como la conexión Ultra/Wide SCSI podían esperar pagar alrededor de 500.000 pesetas, unos 3.000 euros.
Fuente del libro Una al día. Once años de seguridad informática.