Contenidos
Cuando un usuario abre su navegador e inicia sesión en un sitio web, varios mecanismos trabajan juntos para garantizar que el proceso de autenticación sea seguro y fluido. Vamos a desglosar estos conceptos y su funcionamiento en este contexto:
1. Sesión
Cuando el usuario ingresa sus credenciales (como nombre de usuario y contraseña), el servidor valida su identidad y, para mantener esa sesión activa, crea un ID de sesión. Este ID se envía al navegador en forma de una cookie. El navegador almacena esta cookie y la incluye en cada solicitud posterior que el usuario hace al servidor, lo que permite que el servidor reconozca al usuario y mantenga su sesión activa.
Aunque este enfoque es muy común, puede tener inconvenientes, ya que las cookies a veces no funcionan bien entre dispositivos diferentes o si el navegador bloquea su almacenamiento. Además, el servidor debe gestionar y almacenar la sesión, lo que puede complicar la escalabilidad de la aplicación.
2. Token
Otra forma de autenticar al usuario es a través de tokens. En lugar de almacenar la sesión en el servidor, la identidad del usuario se representa mediante un token que el servidor envía al navegador. El token se incluye en cada solicitud y se utiliza para verificar que el usuario esté autenticado.
Un token no requiere que el servidor guarde el estado de la sesión, lo que lo hace más escalable. Sin embargo, es esencial que los tokens estén encriptados para proteger la información que contienen y prevenir ataques como la interceptación de datos.
3. JWT (JSON Web Tokens)
Los JWT son un tipo de token que sigue un formato estándar para autenticar usuarios. Un JWT contiene tres partes: el encabezado, el cuerpo (payload) y la firma. La firma es lo que garantiza que el token no ha sido alterado. Como la firma se incluye dentro del token, el servidor no necesita almacenar ninguna sesión, ya que puede verificar la autenticidad del token solo con la firma.
Además, los JWT son compactos y se pueden usar en aplicaciones distribuidas, lo que los convierte en una opción muy popular para sistemas modernos de autenticación.
4. SSO (Inicio de Sesión Único)
Con el Single Sign-On (SSO), el usuario solo necesita autenticarse una vez para acceder a múltiples aplicaciones o sitios web. Este sistema utiliza un servicio centralizado de autenticación que gestiona las credenciales del usuario. Así, una vez que el usuario ha iniciado sesión en el servicio SSO, no necesita volver a ingresar su información en las demás aplicaciones vinculadas.
El SSO es especialmente útil para empresas que utilizan múltiples sistemas, ya que facilita el acceso de los empleados sin necesidad de recordar múltiples contraseñas.
5. OAuth2
El protocolo OAuth2 permite que un sitio web (el «cliente») acceda a los datos de un usuario en otro servicio (como Google o Facebook) sin que el usuario tenga que compartir su contraseña con el cliente. Por ejemplo, cuando inicias sesión en una aplicación mediante tu cuenta de Google, OAuth2 es el sistema que permite ese acceso seguro y limitado a tus datos.
Este mecanismo es útil para integrar funcionalidades entre aplicaciones, como cuando autorizas a una app para publicar en tu cuenta de redes sociales sin que la app tenga acceso completo a tu cuenta.
6. Magic Link
El Magic Link es una forma de autenticación que está ganando popularidad porque elimina la necesidad de recordar contraseñas. En este sistema, el usuario proporciona su correo electrónico y, en lugar de ingresar una contraseña, recibe un enlace temporal de autenticación. Al hacer clic en el enlace, el usuario se autentica automáticamente.
Este método simplifica el proceso de inicio de sesión y es especialmente útil para usuarios que prefieren evitar gestionar contraseñas. Sin embargo, su seguridad depende en gran medida de la seguridad del correo electrónico del usuario.
7. Autenticación de Dos Factores (2FA)
La Autenticación de Dos Factores (2FA) añade una capa adicional de seguridad. Además de ingresar una contraseña, el usuario debe proporcionar un segundo factor, que puede ser un código enviado a su teléfono móvil, una aplicación de autenticación o incluso un dispositivo físico como una llave USB.
El 2FA es ampliamente recomendado porque, incluso si las credenciales del usuario son comprometidas, un atacante necesitaría el segundo factor para acceder a la cuenta. Esto reduce drásticamente el riesgo de accesos no autorizados.